En mayo de 1883 comenzaron una serie de erupciones que continuaron hasta el 27 de agosto de ese mismo año cuando una impresionante explosión cataclísmica voló
la isla en pedazos. Durante dos años la suspensión de sus cenizas en la
atmósfera produjo extraordinarios fenómenos óptico.
De tal magnitud fue la explosión que se percibió en un 10% de la superficie terrestre, viajando hasta la isla de Madagascar y Australia (ambas distan entre sí 7.600 kilómetros) generando tsunamis con olas de 40 metros de altura y un cono de cenizas de 80 kilómetros de altitud. Las olas fueron de tan envergadura que llevaron a un buque de guerra al centro de la selva.
Lourdes.